miércoles, 22 de agosto de 2007

O COUREL

O Courel se encuentra en el mismo corazón de la provincia de Lugo, en la Galicia profunda. Tierra de oro, donde los romanos del Antiguo Imperio extraían hasta 20.000 libras anuales del preciado mineral empleando el efectivo sistema de "ruinam montium", horadando y destruyendo la roca por las acciones del fuego y del agua (aún no conocían la dinamita de Nobel), para lo que construyeron numerosos acueductos.
En una aldea, Paderne, a la que se accede por una intrincada maraña de estrechos y sinuosos, vericuetos caminos, he pasado una semana de mis vacaciones.He conocido y disfrutado de sus devesas, esos bosques colosales cubiertos por una vegetación variada e inmensa en los que le cuesta penetrar al sol, en los que conviven acebos de lustrosas hojas junto a castaños centenarios, robles y avellanos, helechos y brezos en flor cubriendo los suelos. Hasta un 40% de todas las variedades de flora gallega se concentra en la devesa de Rogueira, aula de naturaleza que estuvimos pateando todo un día.
Todas las pequeñas aldeas que hay desparramadas por esta geografía de verdes pastos donde pacen las vacas y las ovejas a su libre albedrío, fueron anteriormente castros. Los castros eran poblados fortificados de origen celta cuyas construcciones de planta circular, con techumbres de ramaje o paja y barro, estaban protegidos por algún foso o muralla y, en ocasiones, por una torre vigía. Generalmente eran de difícil acceso, situándose en lugares estratégicos cuya orografía los hacía prácticamente inconquistables. Hasta que llegaron los romanos. Apenas quedan restos de ellos. El de Vilar, en la sierra de O Courel, se encuentra en un peñasco inexpugnable, unos 200 metros por encima de un pronunciado meandro del río Lor. La actual aldea de Vilar, de origen medieval, conserva un aura de misterio con sus ramilletes de flores secas colgados en las puertas de las casas para ahuyentar a los malos espíritus y rodeada por un bosque de castaños enormes y antiguos como ella, de formas retorcidas, fantasmagóricos.
Al Suroeste de O Courel nos encontramos la Ribeira Sacra, llamada así por la profusión de monasterios de origen medieval (hasta 18) que allí se establecieron y que aún conservan, en mayor o menor cantidad, elementos de su románico pasado. Un paseo fluvial por el último tramo del río Sil (frontera natural entre Ourense y Lugo), antes de incorporarse al río Miño, nos permitirá contemplar sus imponentes cañones, masas rocosas de piedra caliza que adoptan caprichosas y sugerentes formas, tan agrestes que resulta difícil imaginar cómo pueden cultivarse las plantaciones de viñedos que introdujeron los romanos en el siglo I, distribuyéndolos por laderas de imposible pendiente a las que, en algunos casos, sólo puede accederse desde el río. El estar protegidos de los vientos del Norte y la insolación que se produce durante muchas horas del día hace que su uva y el producto de ella, el vino, sea de gran calidad y muy apreciado.
Al Norte de O Courel se encuentran Los Ancares, comarca deprimida y poco conocida hasta hace pocos años, que une y separa al mismo tiempo a las provincias de Lugo y de León. "O Cebreiro" es un poblado, posiblemente de origen prerrománico, que sirve de paso a un rosario contínuo de peregrinos en búsqueda de un destino común: Santiago de Compostela. Todavía les queda un largo camino que recorrer. No hay que perderse el queso blando y ligeramente ácido que se produce en esa zona.
Hacia el Oeste se ubica la Abadía de Samos, cuyo origen se remonta al siglo VI d.C. Desde el siglo X la vida monástica se rige por la Regla de San Benito. Durante la Desamortización de Mendizábal tuvo que ser abandonada, regresando sus monjes en 1880. La construcción, de origen románico, fue destruída a causa de un incendio en 1534, reconstruyéndose en diversas fases en las que intervienen el estilo gótico, renacentista y barroco. Aquí fue formado e instruído el fundador de Santiago de Compostela, Alfonso II "El Casto", hijo de Fruela I, al encontrarse el sepulcro del Apóstol Santiago en el siglo IX.
En fin, ha sido una semana bien aprovechada donde la Geografía y la Historia, la Naturaleza y una forma de vida distinta a la habitual han regido mi existencia. Por cierto, a la gente del lugar hay que sacarle las palabras una a una, pero las pulgas se presentan sin darles permiso, probablemente por la contínua presencia de vacas, o vejas, cabras, cerdos, aves de corral, etc. que abundan por la zona.

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