martes, 27 de marzo de 2007

UN CUCHILLO EN LA MIRADA

Personajes pendencieros, de mirada inhóspita y lengua taimada, corruptos hasta la médula y que exponen su abyecta visión de un mundo que, más que una sonrisa, les ofrece una mueca perversa mientras les muestra la puerta de atrás. Y sin embargo, queda un resquicio para la debilidad, para la bondad lacerada, marcada por el odio cotidiano que imprime su huella en cada una de las arrugas que el tiempo deja en sus pellejos. Así deambulan los protagonistas de las novelas de Jim Thompson, mientras inútilmente se empecinan en dar esquinazo a sus destinos. Thompson utiliza las palabras como si fueran cuchillos de carnicero (sobre todo en "1.280 almas"), zahiriendo a los personajes y encerrándolos en una espiral autodestructiva repleta de güisqui y tabaco barato.
En esta ocasión, un antiguo boxeador escapado de una institución mental se ve envuelto en el secuestro de un niño débil y enfermizo. Narrado en primera persona, el libro describe los vínculos que irá trabando con el niño y con el resto de miembros de la banda, entre ellos una belleza alcoholizada de lengua viperina que no desperdiciará ocasión alguna de poner en evidencia al malogrado deportista. Pero en las novelas de Jim Thompson nada es lo que parece. Los tontos no son tan tontos y los listos no son tan listos.
Me encanta este escritor. Ya lo dije cuando escribí sobre 'Los timadores'. Ésta me ha gustado más. Aunque sigo pensando que '1.280 almas' es la mejor novela negra que he leído.


LIBRO: THOMPSON, Jim, 'Un cuchillo en la mirada', El Aleph, Barcelona, 2006.

1 comentario:

Juan Sepúlveda dijo...

carai estremece un poco el hecho de que un boxeador (enfermo mental) secuestre a un niño enfermizo... pero en fin, si esta bien escrito habrá que leerlo