martes, 12 de junio de 2007

EL LUTHIER

Autor: ALAIN WILLIAMSON
Editorial: LUCIÉRNAGA

No existió ningún razonamiento previo para la adquisición de este libro.
Surgió ante mí y atacó mis sentidos de la vista, primero, y del tacto, cuando lo tuve entre mis manos. De la vista por su título, "El luthier", artesano de sentimientos, y por su portada, una mano tañendo las cuerdas de una guitarra. Del tacto por el papel cuché (en español) tan sedoso y agradable. Tampoco el precio era oneroso para mi peculio. En fin, tenía todas las cualidades por las que nunca deberíamos elegir un libro. Ni siquiera conocía al autor.
Se editó el mes pasado y, por una de esas casualidades del azar (si es que existe), resulta que se ajusta mucho al tema que comentábamos semanas atrás sobre Dios y las religiones.
En esta ocasión (ya dí mi opinión anteriormente)hago extractos del propio texto en el que el autor hace una narración alegórica que intenta una enseñanza moral en la búsqueda espiritual en la que está embarcado desde hace 25 años.
Empieza por expresar que todo vive y se nutre de una misma esencia. A esa esencia la llama Dios. Cada elemento extrae su vida de Dios. Cada átomo del Universo es la expresión de Dios. Esa presencia de Dios se sitúa tanto en la realidad de las causas como en la de los efectos. Si uno vive considerando únicamente la materia, vive encerrado en el mundo de los efectos, ignorando sus causas.
El autor comenta que, en su mayoría, los humanos aún son niños desde un punto de vista espiritual. Las religiones ejercen de padres que los guían, encaminan su conducta y los regañan. Por ello, la siguiente etapa que debe alcanzar mucha gente hoy en día es la de ser adulto espiritualmente. Porque,cuando se es adulto, el ser humano ya no debe depender de una religión,debe seguir su propio camino hacia Dios.
La novela es una parábola en la que el protagonista, un luthier excomulgado por la iglesia católica, hace su alegoría con los elementos principales de la composición de una guitarra. La caja de resonancia simboliza el intelecto humano, el mástil representa el alma, las clavijas representan el espíritu superior del ser humano y las cuerdas,el lazo que debe establecerse entre todas las partes para conseguir algo memorable. Y sólo cuando se conjuntan todos los elementos se convierten en un verdadero instrumento. Y el guitarrista es Dios.
Como conclusión, expresa el autor por medio de sus personajes, nuestra obligación sería cobrar conciencia de nuestros componentes y utilizarlos adecuadamente para ser un instrumento perfecto en las manos de Dios. Es decir, conseguir que el espíritu superior se ajuste al tono divino,armonizar el mundo de la materia que actúa con nuestro cuerpo, con el mundo del espíritu que habita en nuestra conciencia.

1 comentario:

Kurro dijo...

Me interesa mucho este libro. Lo que describes, y a riesgo de ser reiterativo, suena mucho a Spinoza. Este queda anotado en mi lista de compra.