viernes, 22 de junio de 2007

¿ACASO NO MATAN A LOS CABALLOS?

La vida genera situaciones aparentemente inocuas en las que pueden aparecer pulsiones y rencores en función del bagaje con que se acomenten. Un baile, por ejemplo. Más concretamente, un concurso de resistencia de baile. Horace McCoy describe en esta breve novela el sufrimiento de los seres que pueblan ese microcosmos ubicado en una especie de angar en la costa californiana. Los sueños son el motor y la causa última de la destrucción de los personajes, cuando se alejan atacados por los vicarios de la rapiña, los moralistas y el temor oculto al riesgo.
La pelea de estos hombres se connvierte en un espectáculo circense con patrocinadores para disfrute del público asistente, que se excita sádicamente con el esfuerzo ímprobo de aquellos que quieren salir de la miseria.
Me gusta el estilo del escritor: parco y directo. Me cuesta imaginar cómo se puede uno iventar una historia sobre un concurso de baile y que tenga esta fuerza. Lo que más me gusta es la estructura. No desvelo nada (ya que se ve desde el primer capítulo) si digo que todo el libro es un gran flash back. Arranca con el protagonista siendo condenado y la historia nos llega a través de su memoria mientras va escuchando la sentencia que dicta el juez. Cada capítulo está titulado con una parte de la sentencia. De ese modo nos mantiene siempre en la sala.
Supongo que habrá quien haya visto la película de Sidney Pollack ('Danzad, danzad, malditos'). A pesar de que se complementan, ya que la película no guarda esa estructura, a mí me gusta más el ejercicio del director americano. Le supo sacar mucho más jugo a los personajes. Para los que no la hayáis visto, es una magnífica película que casi ha quedado arrumbada en el baúl de los recuerdos de uno de los mejores directores de los años '70 y '80. A partir de entonces parece que perdió un poco el norte, pero ya llevaba a sus espaldas obras como 'Jeremiah Johnson', 'Yakuza', 'Tootsie', 'Tal como éramos' o 'Memorias de África'.

LIBRO: McCOY, Horace, "¿Acaso no matan a los caballos?", Ed. Diagonal/Grup 62, Barcelona, 2002.

4 comentarios:

rafa dijo...

Recuerdo haber visto en un par de ocasiones "Danzad,danzad,malditos" (ya hace años de eso). Sobre todo el dramatismo del personaje que representa al marino.

Kurro dijo...

Efectivamente a mí también me impresionó el marinero. En la novela aparece de forma escorada, apenas tiene relevancia. De hecho, ni siquiera es un concursante. Pollack debió ver un filón en él.
Las navidades pasadas mi padre nos invitó a ir a Lisboa. Una noche quisimos entrar en un local en busca del famoso fado. Ingenuos e incautos fuimos a parar a un local dibujado específicamente para 'guiris'. Y precisamente eso es lo que éramos.
Tras una copiosa y suculenta cena la regenta del local, con una sonrisa ensayada, pidió amablemente que atenuaran las luces. Con servil diligencia fue presentando a los artistas que, en solitario a veces y otras en grupo, nos propinaban un extraño espectáculo. Lentamente iba creciendo una cierta desazón en mí y, por lo que luego pude ver, también en mi padre. El culmen de aquello se presentó cuando un hombre que debía tener cerca de sesenta años se dispuso a bailar, intentando que sus pies golpearan el entarimado siguiendo el rápido compás de la guitarra. La camisa, abotonada hasta el último ojal, parecía querer estallar, mientras la piel mullida se tensaba y enrojecía, brillando cada vez más por los chorretones que de forma inmisericorde empapaban la blanca tela. Poco a poco le iba fallando la respiración, mientras los turistas aplaudían y sonreían como imbéciles ante un espectáculo que a mí se me antojaba cada vez más dramático.
Desde entonces no he consegido aapartar aquella imagen de mi mente. La había antes visto en mil películas. El Pepe Isbert de 'Días de radio', el marinero de 'Danzad, danzad, malditos', el Plácido de Berlanga... quién sabe cuántas más. Pero nunca un momento aparente feliz se me había trocado de una manera tan visceral en una situación dramática, sarcástica y avergonzante.

rafa dijo...

De todas formas cada cuál es libre o no de asumir la carga que tiene asignada. Unos la aceptan con optimismo, otros con resignación. Y los hay que luchan por la búsqueda de un cambio. Dependiendo de lo que uno quiera, asuma o consiga, dependerá su felicidad.
Por cierto, a mí el fado me encanta. Tengo un montón de cd´s de cantantes de épocas pasadas y actuales.

Kurro dijo...

Ya le dije a Yolanda que tú debías tener fado. Se lo comentaré, porque a ella lo poco que ha podido escuchar le ha gustado mucho. Por cierto, a ti seguro que te interesa: no sé si conoces esta página:
www.live365.com
Es una página de emisoras temáticas de radio. Hay cientos de ellas y todas especializadas en un tipo concreto de música. Desde fado a jazz, celta, rock alternativo, gótico... La música especializada que quieras. Lo bueno es que en la mayoría de ellas mientras está sonando la música te ponen qué es lo que suena y quién es el autor, de manera que resulta práctico para localizar el disco correspondiente si te gusta.