miércoles, 3 de enero de 2007

SIGUIENDO CON DIOS

Llevo mucho tiempo buscando a Dios.Y no consigo encontrarlo.Sobre todo si se me quiere presentar como un ser paternal y justiciero a quien hay que dirigirse suplicando ayuda y perdón.
Por eso cuando Jesús en la cruz,agonizante,exclama "Padre mío ¿por qué me has abandonado?"creo que se equivoca.En todo caso tendría que haber dicho "Hermanos míos ¿por qué me habeis abandonado?" dirigiéndose a aquellos seguidores de su doctrina que le dejaron allí tirado.
Me acerco más a la idea que Spinoza (o Espinosa) planteó de Dios como "idea filosófica" partiendo de un deductivismo naturalista y demostrándolo con ayuda de la geometría euclidiana en su "Etica demostrada según el orden geométrico".La idea de Dios como una sustancia que subsiste por sí misma,que es en sí y se concibe por sí,que consta de atributos infinitos de extensión, que se reflejan en la realidad material y de pensamiento,reflejados en la realidad espiritual.El principio de todos los principios.Esa respuesta que el hombre ha querido encontrar a lo largo de los siglos y para la que siempre ha imaginado dioses de todo tipo y condición.Tampoco el Big Bang explicaría ese principio.Para que se produjera tenía que existir algo.No hay efecto sin causa.
El caso es que muchas veces elegimos creer porque la creencia nos hace felices (aunque esa creencia pueda ser verdadera o falsa),porque con sólo la inteligencia no tenemos nada más que una herramienta para predecir y controlar el entorno físico,biológico y social.Necesitamos de una ética que la complemente.
Yo,al final,lo que concluyo es que el fin último del hombre debe ser la búsqueda de la felicidad en sí mismo y en los demás.Para ello la suma de los deseos satisfechos debe ser superior a la suma de los deseos insatisfechos.Cada cual debe poner su baremo.
Y no quiero calentarme más la cabeza.
Aunque creo que no voy a conseguirlo.

2 comentarios:

Kurro dijo...

No he leído a Spinoza. Como a tantos otros, lo tengo pendiente. Pero tengo una duda sobre la posibilidad de elección en las creencias. No creo que la fe sea un acto de la voluntad. Se puede querer creer, pero no estoy seguro de que la creencia ciega exista. Me parece que lo que existe es el miedo a quedar desorientado, y por eso mucha gente se aferra a determinados dogmas sin aceptar argumentos que los pongan en entredicho, pero, como soy más bien optimista, tiendo a pensar que en algún lugar muy recóndito cada uno sabe que ese postulado, ese dogma, no es tan firme como parece. Por eso hay tantos que se niegan a escuchar. Si realmente fuera tan sólido, ¿por qué evitar la confrontación dialéctica? No sé, quizás mi fe en la razón sea... ciega.

rafa dijo...

Tu amigo Einstein creía en el Dios de Spinoza (o Espinosa.Era hijo de judíos españoles).